lunes, 24 de febrero de 2014

TÓPICOS

No hace muchos días volvía un diario internacional a criticar a los españoles porque somos un país en donde se cena a las diez de la noche. “Vaya, ya estamos con los tópicos de siempre”, se oyó en radio, en televisión y se leyó, igualmente, en internet. Los tópicos, como se sabe, son lugares comunes convertidos en fórmulas o clichés fijos por la retórica antigua, lector ilustrado, que en la mayoría de los casos, mal que nos pese, esconden una verdad impepinable. Sí, lectores trasnochadores, es verdad que aquí cenamos a las diez y que dormimos la siesta, y eso no debe avergonzarnos, como cuando vas a ver las pelis de Torrente y sales diciendo que son buenísimas (a mí la segunda entrega me dejó sin aliento de tanto reírme). A todos nos gusta poner etiquetas, lo que pasa es que ahora nos ha tocado a nosotros. La marca España. Para desagraviarte, lector herido, voy a encasquetarles yo una a estos ingleses de segunda. Los americanos son un pueblo en donde se mata a los niños a balazos en las escuelas ¿Ves? No pasa nada. Míralos, tan panchos, entre disparo y disparo y siguen siendo la primera potencia mundial.
 Más que el tópico, lo que puede que nos ofenda es la generalización. Ni todos los yanquis matan niños en los colegios, ni todos los ingleses vienen al país en donde se cena a las diez a tirarse como imbéciles a la piscina desde un balcón, ni todos los españoles dormimos la siesta… Cómo nos ofende a los españoles que se mofen de nosotros. Los toros, las sevillanas, la pereza, el buen tiempo, los políticos corruptos. Qué le vamos a hacer si yo, y tú, lector melódico, nacimos en el Mediterráneo. Seamos sinceros. También estamos nosotros todo el día rajando de la Merkel, de Obama, de la calidad de las toallas de Portugal o de los franceses, que preferimos ni nombrarlos. No lo podemos evitar. Seguimos conservando, oh lector, un poquito de esa prepotencia imperialista de otro tiempo que nos hizo conquistar medio mundo y quemar en la hoguera el otro medio.  A ver si empieza ya la temporada de las ferias y nos vamos relajando un poco, que estamos todos tensos.
Otra idea que se maneja ya como tópico contemporáneo es que debemos estar todos y todas (porque los tópicos no entienden de discriminaciones) conectados a la red. Si tienes gases, que lo sepan en Twitter. Si dejas de tenerlos, avisa en Facebook. Si las croquetas te han salido doraditas y cuscurrosas, sube la foto a Instagram y si vienes de tirarte al vecino del tercero, coméntalo con tu grupo de Whastapp, que los españoles somos muy envidiosos y vas a disfrutar provocándonos (esto no es ningún tópico). La cosa es que estés entretenido escribiendo boberías mientras la vida pasa y también pasa la tuya. Somos, posiblemente, la generación que más lee y más escribe… este tipo de mensajes. Tuve un profesor en la universidad que siempre defendió que hoy se escribe tanto en internet porque la gente está cada vez más sola. Qué tristeza que pueda sentirse el vacío o la soledad porque se caiga una red social, como ha ocurrido con Whatsapp este fin de semana. Estamos haciendo mal muchas cosas. Hemos de volver a las tascas. Los bares no se caen nunca. Te puedes caer tú, lector ajumado, las cosas como son, pero por otros motivos. En cualquier caso, tus amigos te sostendrían, que no te quepa duda.
Esto de la conexión y la escritura de banalidades es la materialización de lo que dijera McLuhan hace ya décadas, que a diferencia de otras épocas, en esta asistimos a la conversión del medio de comunicación en el mensaje mismo, es decir, lo importante no es lo que se cuenta, sino la espectacularidad del medio en el que se cuenta, estar ahí, estar presentes y nada más. De hecho, si no estás en los medios, no existes ni como empresa, ni como diario, ni como escritor, ni como nada. Para más inri, y este es otro tópico más que esconde también una verdad como un templo, todo lo que se diga en los medios es automáticamente verdad. El ciudadano de hoy generalmente no cuestiona lo que sale en la tele o lo que se publica en la red. Si sale, es que es verdad. Es lo que ha ocurrido con Operación Palace, el falso documental de Jordi Évole emitido el domingo pasado en La Sexta. Las reacciones provocadas eran de esperar. A nadie le gusta que le digan idiota a la cara, aunque lo sea. Confieso que me encantó. Me puse una Pepsi (en mi casa ya no entra la otra, por su política de empresa) y un platito de almendras frititas. Al principio empecé a dudar y, conforme avanzaba la emisión, y me iba quedando sin almendras, me dio por reírme de mí mismo. Me acordé de los magníficos relatos de Borges, de la invención, de la apariencia de verdad, de la automatización a la que nos tiene condenados el discurso oficial… “Fraga se encolerizó porque era la hora de comer”, dijo Vestrynge. Una absoluta genialidad, ¿o es que no se lo imaginan con el bañador de Palomares y pegando voces en el congreso porque era la hora de la tortilla francesa?
La prensa está que echa chispas. No toda, claro, que ya hemos dicho que las generalizaciones son odiosas. Lo más divertido ha sido leer a contertulios de esos programas sobre gatos quejándose de estos recursos de ficción y de engaños, como si ellos no hicieran lo mismo todas las noches en sus tertulias o todos los días en sus periódicos cuando hablan del 11M, de ETA, de las fronteras o qué sé yo.

Ah, que se me iba a olvidar y sería imperdonable. En el fake de Évole, Ansón hablando de repente de la belleza de Elsa Pataki. Es que ha sido genial. ¿Se puede ser más socarrón y más español? ¿Caigo en el tópico? Pues eso.

sábado, 15 de febrero de 2014

DE ESTOS POLVOS...

Dicen los expertos que, posiblemente, el mejor poema de amor en lengua castellana sea el conocido soneto de Quevedo que termina con ese verso inolvidable, “polvo serás, mas polvo enamorado”. Como puedes ver, lector polvetero, esto es mucho más hermoso y reconfortante que el ceniciento “polvo somos y en polvo nos convertiremos” que nos soltaba el cura el miércoles de ceniza (afortunadamente para estas cosas ya uso desde hace muchos años cualquier tipo de pretérito). Como los tiempos para la lírica siguen corriendo muy malamente (me estoy metiendo en un callejón sin salida con el gerundio de correr, lo sé, pero de los cobardes no se escribe nada), la sabiduría popular ha acabado prefiriendo eso de “polvo somos, en polvo nos convertiremos y entre polvos nos divertiremos” que, además de ser verdad, es absolutamente cierto, que diría una gran amiga mía y que sintetiza el polverío de don Francisco y el de la curia, que parece que de esto también sabe mucho (mira, si no, lector folclórico, la seguidilla del siglo XVI que dice “Por la mar abajo / va Catalina / las piernas de fuera / un fraile encima”). Total, que a nadie se le ocurre ir el día de San Valentín a clase con el poema de Quevedo s
alvo a mí para hablar del amor incondicional más allá de la muerte, como lo titulan los libros, con estas generaciones que saben más de polvos que Marcial Maciel y Quevedo juntos (es horrible la imagen, sí) y que se lo toman todo a guasa y se lo pasan por el arco del triunfo.
Decía hace unos días Rafael Reig, con toda la razón, que el concepto que hoy tenemos del amor surgió en el siglo XV, en la incipiente clase burguesa. Era cosa de ricos, de calixtos y melibeas. Sin embargo, la jodienda. escandalizado lector (sí, sí, tú), ya es otra cosa. El temblequillo y la desesperación sí que son intemporales (“¿Qué me quiere, señor? Niña, joderte. / Dígalo más rodado. Cabalgarte. / Dígalo a lo cortés. Quiero gozarte. / Dígamelo a lo bobo. Merecerte.”). Por eso mi vecina, mucho antes que otros ilustres periodistas lenguaraces, siempre ha estado en lo cierto con lo de los matrimonios imposibles de los vástagos de Juan Carlos I y de esa señora tan arreglada que vive en Londres y que viene a España de vez en cuando. Una institución medieval como la monarquía no concibe ni entiende el amor como hoy lo percibimos los muertos de hambre a los que solo nos va quedando eso, cuatro besos en guerrilla y algunas siestas reconfortantes. Cuando no hay ni lo uno ni lo otro, algún soneto de mierda. Lo de príncipes y princesas enamorados es cosa de Disney, no de la Zarzuela. Para muestras, un botón. O tres. Jaime de Marichalar nos salió rana, Iñaqui Urdangarín rana cuatrera y Letizia está a punto de volver a convertir a Felipe en un sapo, por Borbón. “Voto a Dios que me espanta esta grandeza”.
Para amar hay que prepararse, como para cazar elefantes o blanquear dinero, y para lograrlo, para encontrar a la persona adecuada, nuestros adolescentes, rebosantes de hormonas (“¡Ay, Floralba! Soñé que te… ¿Direlo?”), a punto de estallar por todos lados, pero sobre todo de cintura para abajo, deben contemplar las estrellas, beber zumos y hablar sobre la eutanasia o el aborto, según una publicación del Aula de sexualidad del diario ABC en contra de la masturbación. Fíjate tú, lector humano y comprensivo, los pobres, empalmados hasta las cejas, y discutiendo si las mujeres mandan en sus moños y en sus coños, como dijo hace unos días una diputada de Amaiur. Hay edades para hablar de la eutanasia, y otras mucho más encendidas para darse una alegría tras otra meneando la maraca, mientras suena eso de “Tengo una debilidad, / ay qué calamidad, / mi vida es un disgusto./ Tengo una debilidad, / no sé qué pasará / si no me doy el gusto”. 
Que por Machín hemos cantado y bailado todos, incluso nuestros ministros (te dejo que te los imagines, lector travieso e irreverente). Estos, desde luego, bailan, cantan, hacen monólogos y hasta magia, miren si no el arte que tiene el ministro del Interior para marear la perdiz y para decir ahora sí y después no o ahora no y después sí con ese acento postridentino. Mueve las caderas mejor que Shakira y Piqué en sus wakawakas prematrimoniales, mientras ente jadeo y jadeo místico recitan eso de “Yo toda me entregué y di, / y de tal suerte he trocado, / que mi Amado es para mí / y yo soy para mi Amado”. Ojú qué duende. Solo le ha faltado afirmar que la Guardia Civil disparó pelotas de goma a los inmigrantes en el mar para que se agarraran y no se hundieran y que ETA está detrás de todo esto como autor intelectual, sin duda alguna (el comando ceutí o ese movimiento callejero norteafricano conocido como la cabila roca…). Dos escándalos fronterizos de este calado en poco más de una semana serían suficientes en cualquier otro país civilizado para que el ministro de Interior mordiese el polvo, dicho sea de paso. Aquí no. Tranquilidad. Se lo avisó en mitad de un sueño una santa prima hermana hace un par de noches, “Nada te turbe; / nada te espante; todo se pasa”. Morirse tampoco es para tanto, “Acaba ya de dejarme, / vida, no me seas molesta; / porque muriendo, ¿qué resta, / sino vivir y gozarme? / No dejes de consolarme, / muerte, que ansí te requiero: / que muero porque no muero”. Vamos, que no están muertos del todo. 

Qué capacidad tiene esta gente para amargarnos la vida con sus comparecencias para idiotas y sus alardes de inoperancia. Se me ha amargado hasta la columna con estas cosas inhumanas e inconcebibles a estas alturas de la historia. ¿Dónde están los derechos humanos? Y eso que es un ministro muy cercano al Opus Dei. “La mar en medio y tierras he dejado / de cuanto bien, cuitado, yo tenía; / y yéndome alejando cada día, / gentes, costumbres, lenguas he pasado”, que dejó dicho Garcilaso y que es suficiente para cerrar aquí esta escritura. Fíjate, lector entristecido, cómo de aquellos polvos con los que empezamos hemos acabado enfangados en estos lodos fétidos. De mierda hasta el codo y de pena hasta el alma.

martes, 11 de febrero de 2014

DE GAFAS Y CULTURA



Sí, lector melindre, lo sé. Tú tampoco te has recuperado aún de esas imágenes aterradoras en las que Esperanza Aguirre se coloca unas Google glass e inmediatamente se pone a hablar en inglés. Miraba a los periodistas, se retorcía de risa y hablaba y hablaba en inglés dándole órdenes a las gafas para ir activando servicios. No sabemos si se le cayó el velo, si vio realmente la luz al final del túnel o si, por caprichos del destino, accedió por error (por una cuestión de pronunciación, seguramente) a alguna página erótico-festiva. Fue una iluminación, qué duda cabe, al estilo de san Pablo en el camino de Damasco, aunque salvando las distancias. Esperanza no quiere convertirse ni dejar de perseguir a nadie. Básicamente quiere unas gafas para ella sola y las quiere ya. Habrá que ver qué piensa el obispo de Alcalá sobre este nuevo chisme, si fomenta el feminismo radical o si es una herramienta diabólica más en el proceso de deconstrucción de las mujeres. Una cosa es poder votar y otra ya pasarse.
Estas cosas no le pasan a Ana Botella, ¿tú ves, lector feminista? Ella no usará unas gafas de esas luciferinas porque no podría activarlas en inglés. Las gafas, si hay que comprárselas, de pasta de la vasta y de colores discretos. El otro día pensaba yo en cómo aplicarle a esta señora el conocido dicho de la botella medio llena o medio vacía. Lo pongas como lo pongas, lo escribas como lo escribas, sale lo mismo. Una idea de ausencia, de falta de algo. “Señores jueces, no oigan a la gente de la calle, que eso son cosas de la revolución francesa, no de ahora”. Este es el horizonte ideológico de la alcaldesa de Madrid. Dicen que el inconsciente ideológico de clase es algo escurridizo, sibilino, oculto… Esta pobre es que es torpe hasta para adornar su propia ideología fascistoide. Lo dicho, ni llena ni vacía. Es algo digno de estudio. ¿Te acuerdas, sana lectora, de lo de las manzanas y las peras? Sí, mujer. Doña Ana es de las que toma los yogures de un sólo sabor. Pues ahora resulta, según las encuestas, que en España el 64% de los ciudadanos prefiere la macedonia, es decir, están a favor de las bodas entre homosexuales. Ni llena ni vacía.
Hace unos días me tronché de risa a propósito de una noticia que afecta a uno de los amigos del esposo de doña Ana Botella, el señor Blesa. Venía yo agotado de discutir sobre cuestiones baladíes a propósito de los procesos de enseñanza- aprendizaje de los que tanto gustan hablar los pedagogos y pedagogas (cosas del colegio, que diría mi sabia madre), cuando me encuentro en la prensa que Blesa gastó 9’1 millones de euros en un centro educativo de Madrid que nunca llegó a funcionar. ¿Hace falta especificar que en España un centro educativo no llega a funcionar? La noticia, lector hiriente-irónico-sarcástico, no tiene desperdicio. Por lo menos era un centro privado, ¿verdad? Qué interesante es el tema de la educación. Nos tiene a todos preocupadísimos. Hay que ver este Wert y su reforma, como si la culpa de lo que hasta ahora ha habido y hay actualmente fuera suya. Me dejo este tema para otro día, aunque el perdigonazo lo suelto ya. La ley Wert es una basura, pero la LOE huele también muy mal y nadie ha hecho nada para tirarla por tierra (el mismo tufo que la LOGSE. Ay, Rubalcaba). Enfrentémonos a la LOMCE, sí, pero también a la LOE, que es la responsable de los desastres en PISA y la que ha estado formando analfabetos funcionales desde hace mucho años. Jóvenes y ya no tan jóvenes que ni saben las operaciones matemáticas básicas, que escriben con tropecientas faltas de ortografía y que no entienden lo que leen.
También son cada vez más los que tampoco entienden lo que ven y que, en caso de gastarse las perrillas, prefieren Transformers IV que la última película de Trueba. El cine es, al fin y al cabo, un tipo de lenguaje. Hay que saber ver cine, como me dijo una vez un buen amigo. Hay que enseñarlo. La cultura lleva muchos, muchísimos años, recortada en España. No ha hecho falta que llegara el PP con Mariano Manostijeras. Lo que Rajoy y sus malandrines han hecho es podar la industria cultural, que es otra cosa. Cuando se acusa a Wert de ministro anticultura se le está atacando por una cuestión absolutamente económica (y no es ilegítimo, por supuesto). ¿Se es anticultura cuando se recorta una industria? ¿La cultura se vende? ¿Es lo mismo la cultura que los llamados “productos culturales” (véase un disco de un triunfito o el último premio literario amañado)?
Digo que es una cuestión económica porque la cultura no ha estado ni está entre las preocupaciones más importantes de nuestros dirigentes. Primero porque, es evidente, ni la conocen ni les interesa (la foto de Rajoy con el Marca no tiene precio), y, en segundo lugar, porque la clase dirigente siempre ha necesitado a una masa lo más iletrada y manipulable posible. Para vivir una cultura hay que garantizar su enseñanza. Un sistema que apueste por el conocimiento, por el esfuerzo, por el diálogo, por aquellas disciplinas que fomentan el pensamiento crítico… todo eso que o va desapareciendo de las aulas o se convierte en optativo… Sobra decirlo, pero para mentir y no pagar ningún precio por ello se necesita gente alienada, pasiva, conformista y comodona, sin criterio suficiente y sin autonomía.

Y digo todo esto, lectores cinéfilos, confesándome seguidor del buen cine, tanto español, como americano, como francés o como polaco. No voy a ver una película porque sea española, sino porque sea buena. Es cierto que cada vez voy menos porque considero los precios abusivos. Y ya ni te cuento cuando hay que verla en 3D con las gafas, un auténtico robo a mano armada. ¿Se reiría por eso Aguirre con sus Google glass? Quién sabe.

sábado, 8 de febrero de 2014

NUEVA CARTA SOBRE EL COMERCIO DE LIBROS


A principios de abril saldrá a la venta esta Nueva carta sobre el comercio de libros en la que colaboro junto a otros estupendos escritores. Lo editará Playa de Ákaba, y dará mucho de qué hablar. 

jueves, 6 de febrero de 2014

CALAMARES FRITOS

No puedo evitarlo. Cada vez que como en una terraza frente al mar, acabo pidiendo una ración de calamares fritos. Doraditos, crujientes, con su poquito de limón y  sal marina. Ni doradas a la espalda de esas que vuelan a mi alrededor ni vueltas de solomillo en salsa de champiñones. Pues sí. Uno, que es muy basto. Los paseos marítimos me saben a calamares. Los que me ponen a mí vienen cuscurrosos y bien muertos, como los que tenían expuestos en el Museo del Calamar Gigante de Luarca pese al asombro de Mariló Montero. Es lo que suele ocurrir en los museos, que los restos de los animales allí conservados pasaron hace mucho tiempo a mejor vida. Entre los cefalópodos vivos y las almas de los terroristas en los órganos donados no vamos a saber a qué atenernos. Mariló nos vuelve locos, como a mí esta rodajita bien tostada.
Me acompaña mi mujer en estas lides, y aquí estamos los dos al aire libre dialogando como Felipe González y Artur Mas. Qué educados y qué correctos. El bilingüismo, la independencia, la crisis, la independencia, la reforma de la Constitución, la independencia. Asistimos todos los que vimos el programa de televisión a un espectáculo inaudito en los últimos tiempos. Una conversación en la que nadie se falta al respeto. Un diálogo entre personas civilizadas que no hablan con la boca llena, sin gritos y sin Amador Mohedano llamando al teléfono de aludidos. Al final va a resultar que es posible entenderse en España. Según el presentador, invitaron a varias figuras del PP pero declinaron acudir. Parece ser que estaban todos dando voces en Intereconomía y en 13 TV.
Detrás de nuestra mesa hay una pareja de chicas discutiendo a voces (no tenemos remedio) cuál de los actores de la serie El príncipe estaba más bueno. Confieso que no he visto el primer capítulo, pero conozco el barrio ceutí. En Melilla, mi ciudad natal, tenemos también una barriada conflictiva y cada vez más peligrosa en la que, como en el barrio de la ciudad autónoma de Ceuta, hay de todo. No sé si policías tan guapos y musulmanes de revista. Lo que hay es droga, tiros, insubordinación y radicalismo. Se conoce la zona como La cañada de la muerte. Como nombre de teleserie es mucho más atrayente que El príncipe. Hasta Letizia, según parece, se hubiera decantado por la segunda opción. Las malas lenguas.
Lo que también comparten las dos ciudades es una verja fronteriza. Varios diarios de tirada nacional han publicado en sus ediciones digitales  un video en el que se demuestra cómo las autoridades españolas expulsan ilegalmente a los inmigrantes por un paso que hay en la valla de Melilla. El ministro ha reconocido que incumplimos con la normativa, pero bueno. Con siete Padrenuestros está la cosa arreglada. Sin embargo, no debería de olvidar nadie que no es Melilla la que expulsa, sino España. Y que España forma parte de la Unión Europea y que, por tanto, el problema de las concertinas, las avalanchas y la desesperación afecta a la Unión entera. Si Europa quiere verjas, que las mantenga. Si quiere control fronterizo, que mande personal suficiente. Los inmigrantes no tienen la intención de quedarse ni en Melilla ni en Ceuta, sino de viajar a Holanda, Francia o Dinamarca.
Qué sofocación acabo de cogerme así, por las buenas, peor que la de la princesa de Asturias el otro día en un centro comercial cuando se percató de que un joven la estaba grabando con el móvil. La pobre, que había salido de casa vestida de ciudadana y ni por esas. No la dejan vivir. Qué vida tan dura la de la familia real. Ya lo dije yo…, que diría Jaime Peñafiel.

Vaya columna acabo de escribir. Para ser la primera y, además, fruto de la ingesta de una ración de calamares no está nada mal. Sospecho que para relajarme voy a necesitar una porción de tarta de tres chocolates. Lo malo es que cuando tomo dulces acabo hablando de educación… Pero eso será ya la semana que viene.

COLUMNISTA EN EL COTIDIANO

A partir de ahora, queridísimos lectores, mis columnas se publicarán tanto en este blog como en el diario www.elcotidano.es. Nos vemos en cualquiera de los sitios.


lunes, 3 de febrero de 2014

COLA DEL PARO

Que haya algo para mí
por mis hijos
por Dios
por mis muertos
por la Virgen
a dónde voy
a quién acudo
a quién le rezo
a quién le lloro
los eurodiputados
el fondo monetario
el mísero ministro
las luces en los túneles
pasar los días con sus penas
las penas con sus noches
y todo sigue igual
la vida es una hilera

a las puertas del deseo.