martes, 12 de noviembre de 2013

EL CATOBLEPAS




Aplastados contra el fango,
nuestro paso perezoso
nos define como especie.
Agachamos la cabeza
por el peso de lo injusto,
por el miedo a decir basta,
porque somos cobardía,
conformismo e ignorancia.
Sin embargo, nuestros ojos
hierven de ira milenaria,
del dolor grabado a fuego
por el frío de la historia.
Si aprendiéramos a alzarnos,
si pudiésemos mirar
cara a cara a la mentira,
a la palabra del poder,
al exceso de los dioses.
Si pudieran nuestros ojos arrasar
los embustes del imperio
de la desesperanza.

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