De las pocas cosas útiles que uno aprende
en la escuela, al menos quienes hemos nacido en tiempos de libertad, de
democracia, es que la soberanía del Estado democrático reside en el pueblo.
Esto quiere decir, para aquellos que hoy parecen haberlo olvidado, que la
decisión de la ciudadanía está por encima de intereses partidistas
particulares. Además de todo esto, un Estado democrático se caracteriza, entre
otras cosas, por el respeto a las ideas de los demás, es decir, por ser capaz
de albergar pareceres diversos, pensamientos diferentes, sensibilidades
distintas, siempre en un clima de diálogo y tolerancia. Porque, al fin y al
cabo, la tolerancia es eso, según la segunda de las acepciones del Diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española, ‘Respeto a las ideas,
creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las
propias’. Y este es el juego. Esta es su grandeza, aunque parezca que para
algunos este sea también su inconveniente.
El domingo 25 de mayo todos los diarios españoles abrían
sus ediciones con el flamante ganador de la Champions League, el Real Madrid.
Sin embargo, entre lo más destacado de la jornada estaban las palabras del
entrenador del Atlético, Diego Simeone, que fueron recogidas, repito, en casi
todos los periódicos de tirada nacional: “Tenés todo, tenés nada”. Toda España
ha elogiado las palabras del Cholo por su grandeza ante la derrota, porque es
verdad que el fútbol tiene estos reveses. Puedes haberlo hecho muy bien y, por
un detalle, se te va todo al traste. El factor suerte es determinante, y por
eso España entera (es un decir) ha entendido lo que quiso expresar Simeone y ha
aplaudido el esfuerzo de un equipo que, seguramente, también mereció ganar. El
Atlético supo ganar la liga y ha sabido perder la Copa de Europa.
Todo esto, un día después, se nos ha olvidado de sopetón,
porque los españoles somos así, nos sacan del fútbol, las ferias y los toros y
nos hacemos la picha un lío. Los mismos medios que elogiaban esos valores
futboleros alientan hoy lunes a esa pandilla de indecentes que, aprovechando un
micrófono, hacen pública su pataleta ofendiendo a los ciudadanos porque, mire
usted por dónde, se han atrevido a no darles su voto. Y aquí, mire usted, el
factor suerte no existe. Aquí lo que te encuentras es lo que tú mismo te has
buscado.
Voy a repetir lo que he escrito al comienzo de esta
columna. El pueblo, insisto, es soberano. La soberanía de un Estado democrático
reside en la ciudadanía. Tan soberano es cuando te pone a ti al frente de un
Gobierno como cuando te quita y coloca a otro candidato. A Floriano y a
González Pons hay que recordarles que un buen político debe de serlo en la
victoria y en la derrota. Cuando pierdes, hay que aprender del golpe y hacer
autocrítica. Un verdadero demócrata respeta las opiniones y las decisiones de
la ciudadanía, y cuando esta decisión multitudinaria no coincide con tu manera
de pensar, lo más honrado y sensato es, si quieres darle la vuelta a los
resultados, cuestionarte tu manera de proceder, la manera de actuar de tu partido,
para hallar las causas de la derrota y reconducir la situación en futuras
convocatorias, no elaborar un discurso basado en el miedo y en la incertidumbre
para salvar el culo. Cuando ganamos somos enormes. Cuando perdemos sois
imbéciles. Esto es de patio de colegio.
Si los ciudadanos
han roto el bipartidismo, por algo será. Y miren ustedes, no pasa nada. ¿Qué
indecencia es esa de que con tanta diversidad, como publicaba el lunes 26 de
mayo el diario El País, sería
imposible gobernar, en caso de que estos resultados se hubieran dado en unas
elecciones generales? Qué tufo echan algunos medios de comunicación. Huelen a
muerto. Desde las instituciones se apela a que con sentadas, manifestaciones y
demás no se consigue nada. Que hay que ir a votar y que las urnas son las que
legitiman a los gobiernos (lo dijo el PP cuando lo acusaron de no cumplir su
programa). Como coloquialmente se dice, blanco y en botella. Hay que tener
altura política, honestidad, responsabilidad, decencia y hay que respetar las
reglas del juego.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe alegra que aludas al titular de El País. Utilizando palabras como "ingobernable" pretenden crear miedo y desasosiego en los votantes díscolos que han osado romper el guion del bipartidismo y, si es posible, incidir en esa 'masa' abstencionista para que, con su próximo voto -más útil que nunca-, recompongan la senda bipartidista de la que no debimos apartarnos.
ResponderEliminarDeseando que termine mi suscripción, estoy.
Sí, el titular de la noticia fue lamentable. Gracias por tu lectura!!!!
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