Hay cabellos galopando el horizonte
y charcos de sal en los amaneceres.
en este mes de enero de resaca.
Todo es final, todo comienzo.
La calma se dibuja en las palmeras
y se derrama en los balcones el pasado.
El mar de azul intenso, el frío cortante en los labios.
Podríamos volver a ser pequeños
si olvidásemos la edad y su mentira,
iríamos corriendo hasta las olas,
y golpearíamos la arena con los pies
porque es enero y todo nace,
y la risa y la mirada hecha de cielo;
los cangrejos en la roca
y en la playa lo eterno.
Podríamos volver, y sin embargo
sabemos demasiado y no creemos
ni en los sueños ni en la luz.
Otro año que pasa y que nos lleva
a ningún lugar, sino a nosotros,
cansados como conchas en la arena,
a la espera siempre de la nada.
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