sábado, 16 de noviembre de 2013

YO ADIVINO EL PARPADEO

Pues sí, he vuelto, mira tú por dónde. Me lo he pensado mucho, sobre todo en estos tiempos en los que ya sólo vuelven Águila Roja o Belén Esteban. Y vuelvo tal y como me marché, por pura apetencia. A lo largo de todo este año muchos amigos lectores me han dicho por las redes sociales que me animara, que regresara, que no los dejara sin su dosis semanal de viperinos comentarios, pero es que esto de escribir columnas lleva sus horas de trabajo y acidez, aunque algunos piensen que escribirlas es tan sólo un ligero divertimento, un hobby, y que los escritores parimos textos por obra y gracia del Espíritu Santo. También la actualidad se volvió insufrible, PPesada, insoPPortable. Llegó un momento en el que tuve la absoluta seguridad de que ya no tenía nada que decir. Algunos dirán que ahora tampoco, y seguramente no les falte razón, pero es que vuelvo a tener ese cosquilleito cuando veo a Montoro, a Cospedal, al arzobispo de Granada y  a tantos otros amigos que tan buenos momentos me hicieron pasar durante aquellos años. Así que aquí estoy, con la frente algo marchita y con alguna cana en la barba, aunque poca cosa, lectora amiga (todas las columnas publicadas durante cuatro años y hasta el 2012 están en www.periodicoenelcafe.blogspot.com)
            Sobra decir que esa aclamación popular que ha provocado, en parte, mi bendita vuelta se reduce a cuatro o cinco incondicionales, aunque ya se sabe. Uno lo da todo por sus lectores, como González Sinde. Hay que ver, con lo que nos hemos metido con ella y ahora resulta que, según Ansón en El Cultural, estamos ante una de las personas más valiosas del panorama cultural español. Los elogios de Luis María incluso rozan el piropo, como buen caballero de los de antes. Si por él fuera, la ex ministra habría ganado el certamen de Miss España. El finalista del Planeta tampoco está nada mal, aunque con las ayudas que les dio a determinadas editoriales durante su etapa como ministra bien podrían haberle concedido el primer premio. Qué envidiosos y rastreros somos los españoles, ¿verdad? Pues eso.
            La propia Sinde nos dijo hace unos días que tiene un novio y que, para más regocijo del ánimo cotilla, es aristócrata y editor. Hay que ver, hija, tienes contenta a la curia española. ¿Cómo se te ocurre publicar una novela y no esperar a que sea tu pareja el que lo haga primero? ¿Es que no has leído Cásate y sé sumisa? ¿Qué es eso de novios a tu edad y, mucho peor, qué es eso de escribir tú sola una novela? Estas mujeres socialistas están arruinando lo que nos quedaba de moral. Desde luego… Ahora que Bruselas quiere volver a recortarnos, sería el momento apropiado para reducir los once mil millones de euros que recibe la Iglesia Católica, antes de que el arzobispado de Granada edite la segunda parte de este bodrio italiano, esta vez sobre el varón y la virilidad.
            A nosotros nos van a hablar de virilidad y menos una italiana. A ver cuándo habéis ganado vosotros dos Eurocopas y un Mundial de fútbol. Los tenemos muy bien puestos, bonita. La bravura, el coraje y el tesón de nuestros jugadores es también el nuestro… Esperemos que no sea así en cuanto a la inteligencia, porque el numerito de la semana pasada, cuando fueron preguntados algunos insignes modelos de la españolidad sobre las implicaciones que podía tener jugar un amistoso en un país dirigido dictatorialmente, fue vergonzoso. “Yo soy futbolista y todo lo demás no me importa”. Toma castaña. Y estos son los que están todo el día anunciando las mejores marcas y a quienes jalean nuestros niños.
            Niños que, además, nos están saliendo un poco atravesados. Pensaba yo que el hijo de Ortega Cano estaba de Erasmus y resulta que donde está es en la cárcel por pegarle fuego a un coche después de desfogarse en un local de esos de mujeres sumisas (la relación con el arzobispado de Granada la haces tú, no yo, lector cruel y sin escrúpulos). El pobre Ortega no gana para sustos, como le pasa a la Pantoja. Las rivalidades artísticas de ambas familias ha dejado de ser una cuestión de coplas para tornarse pulso a ver quién tiene el peor vástago. Tu hijo es una prenda. La tuya más, que trae un bombo. Dicen que en Cantora se oye por las noches a la tonadillera tararear Qué voy a hacer contigo.
            Total. Qué vamos a hacer. Qué vamos a hacer todos… Buena pregunta. Yo, por lo pronto, seguir escribiendo estas columnas que podréis leer en mi blog o en las redes sociales, aunque, en esta etapa, sin edición en papel.
            Ha sido un regreso digno, creo. Sí, tengo que ir cogiendo tino, como dicen por aquí, pero no te pases, lector exigente, que esto lo estoy haciendo por ti y sin cobrar un solo euro. Como dice el tango, siempre se vuelve al primera amor, así que ya puedes leerme con toda la ansiedad del mundo y entregarte a la lujuria de mis textos. Sospecho que esta segunda oportunidad que nos damos nos deparará gustirrinines inolvidables.

1 comentario:

  1. Inteligente, mordaz, genial... como siempre. Un abrazo y gracias por haber "vuelto".

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