lunes, 17 de febrero de 2020

PRESENTACIÓN DE ENTONCES EMPEZÓ EL VIENTO



Encarna León presentó el 26 de julio de 2019 mi libro Entonces empezó el viento, publicado en la editorial Versátiles, nada más y nada menos que en una tarde de ponientazo en el Club Marítimo de Melilla. Dejo a continuación su texto:

Entonces empezó el viento consta de un interesante prólogo, ya mencionado y de tres apartados que se corresponden con la soledad, la palabra y Melilla, elementos que se significan a lo largo de toda la obra. Lleva una cita inicial de Fernando Pessoa que lee: “Siempre fue así mi vida, y así es como quiero que pueda ser siempre” y a continuación José María nos indica que él quiere ser: “Palabras / ordenadas en poemas, / una vida de papel. / Una hoja que respira”. Ciertamente el poeta se identifica en la escritura y la necesita para vivir y comunicarse. No se reconoce de otra manera ante la vida. Hay en los versos de este libro una constante presencia de García Márquez y sus Cien años de soledad, así como la evocación de algunos de sus personajes.
García Linares vuelve a esa nostalgia de infancia a través de los versos con los que va confeccionando poemas de encuentros y vivencias que anidan muy vivas en algunos lugares de su Melilla, lo hace desde las dos orillas, la de su infancia melillense que conforma el pasado y la orilla canaria de su realidad actual, y así escribe: ”Ya no hay ley que oprima mi memoria / ni lava que calcine aquellos sueños”. El poeta va transmitiendo sus deseos de comunicación, sus propias reflexiones personales sobre el mundo y lo que le rodea, con hermosas imágenes poéticas y originales metáforas. Algunos ejemplos: “No hay recuerdos / en las canciones de la lluvia”; “Vivir siempre es perder, / como pierde un pincel / su gota de locura” o “Sabe a verde la brisa… Con ellas va mostrando los escenarios de sus vivencias. Habla también de bazares, mareas, gaviotas, vuelos, mares, rocas…, y nos dice: “Quiero dejarte un mundo / cargado de palabras y relámpagos”.
En la primera parte podemos decir que encontramos la fuerza de la voz de José María García Linares para comunicar universos con un cromatismo de versos, expuesto mediante la palabra como vehículo de amor y conexión con la naturaleza y los hombres; deseos de construir un nuevo mundo lleno de palabras con matices que, a veces, arrastran felicidad o desolación. A lo largo de todo el poemario y más expresamente en el capítulo intermedio, “Murmullo de geranios antiguos”, se ofrece un homenaje a la palabra en sí, José María quiere permanecer en ella, quiere estar dentro del libro, de sus palabras y así se reafirma en los versos que leen: “Soy una vida de papel / una hoja que respira”. En el poema “Los manuscritos” dice: “Busco la luz o las palabras / para encender el mundo, / hacer de lo lejano una morada, / un texto oxigenado y habitable”. Y es que, efectivamente, la palabra lo es todo, es algo fundamental en toda relación y memoria. Ya lo dijo Manuel Gahete, en el preámbulo de La luz impasible. Álbum de paisajes, “[…] solo la palabra persiste tras la nada […]”, “[…] Porque la palabra salva incluso hiriendo […]”.
La tercera parte, bajo el título “Espejismos”, está dedicada a Melilla, a la infancia, memoria del autor. En su primer poema, “La Fundación”, José María expone, en un hermoso y largo poema, los orígenes de Melilla como ciudad española, una hazaña hoy olvidada por muchos. Lo hace utilizando palabras muy significativas como riscos, sirenas, galápagos, luna, barcos fondeados, débiles antorchas… También se duele del olvido de estas raíces cuando escribe: “hemos olvidado nuestro ayer”, “son los pájaros del mar / los que conocen las verdades / de los buques malheridos” o cuando afirma contundente: “Solo en el origen / se encuentra nuestra esencia”
Y para rubricar con fuerza, Entonces habló el viento, el poeta melillense nos susurra amablemente al oído y pronuncia:
“Lo que soy / es un recuerdo / que una vez /tuve de niño”.

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