Es
verde tu voz, como los versos
que
quiebran la espesura
de
la nieve en el invierno.
Verde
es la palabra que pronuncias
ante
el futuro gris de una tormenta,
de
los ríos cuando pierden su caudal.
Nunca
hablaste de abandono
ni
quisiste que el temor
nos
aguara los colores de la vida.
Por
eso tu cabello verde
reluce
en ediciones vespertinas
con
la fuerza y el descaro de los niños
cuando
pintan su pasión con acuarelas;
y
consuelas con el verde de tus sueños
el
insomnio amarillento de las colas,
de cajeros automáticos, del hambre,
porque el sueño siempre ha sido gratuito
y
no tiene por qué dejar de serlo.
Cae
la tarde, pero verde,
como
verde es el olor de las castañas
cuando
cruzas sonriente por el parque.
Empieza
a chispear.
El viento es verde y sabe a verde
El viento es verde y sabe a verde
y
verdes son también las ramas…
Y esperemos que verde sea también el color del día 24.
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